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Día 329: “Del Bien a la Gracia”

Pensamientos para Hoy

La mayoría de las personas que me conocen te dirán que soy un tipo bastante bueno. Yo me conozco muy bien y también creo que soy un tipo bastante bueno. Pero a pesar de mis buenas intenciones, las lecciones de vida que he aprendido (y predicado), los volúmenes de las Escrituras que he memorizado, solo sé una cosa con seguridad, soy igualmente que todos, un pecador. Claro que no robo tiendas, ni asesino gente inocente, ni violo, pero eso no me hace menos pecador. Como resultado, le doy gracias a Dios todos los días por tener un Salvador.

Una de las trampas en la que muchos de nosotros, “las buenas personas”, podemos caer, es que nos comparamos con los elementos más violentos y sin ley de nuestra sociedad, nos creemos casi perfectos. Respetamos el límite de velocidad (a menos que vayamos tarde), vamos al trabajo todos los días, pagamos nuestros impuestos y vamos a la iglesia los Domingos. Tengo un amigo no Cristiano que realmente lucha contra su idea del pecado porque él también piensa que, comparativamente hablando, él es un tipo bastante bueno (moral y éticamente). Pero ahí está el problema.

Si te dijera que acabo de correr una carrera de una milla, no sólo terminando de primero sino sacándole ventaja a los otros cincuenta corredores, pensarías, “¡Caramba, debe ser el corredor más rápido del mundo!”. Al menos hasta que descubras que los otros cincuenta corredores eran parapléjicos en silla de ruedas. (Espero que este ejemplo no haya ofendido a ninguno de los asombrosos atletas en silla de ruedas quienes probablemente me sacarían doble ventaja). El punto que estoy tratando de enfatizar aquí es que si consideramos que no somos pecadores porque hay pecadores más grandes allá afuera, entonces verdaderamente hemos equivocado la meta. Lo que realmente importa es con quién o con qué nos comparamos, si miramos al hombre ideal, Jesús, podemos ver cuánto carecemos. Es cuando finalmente dirigimos nuestra mirada hacia arriba (hacia el Señor) en lugar de hacia atrás (lo malos que fuimos), o al lado (comparándonos con los demás), que comprendemos la realidad de nuestra necesidad de un salvador.

Preguntas para Reflexionar:

Paul's words from our passage are as valid today as they were two thousand years ago. We must turn to God in repentance, and have faith in our Lord Jesus. This is indeed the key to a full and rewarding Christian life -- but it is not a one time event. I sin every day and as the Holy Spirit convicts me (makes me aware) of that sin I am challenged to repent (change my thinking) and rely upon the sacrifice Jesus made. Perhaps a word I have spoken was too harsh; I once again slipped into thinking too highly of myself; or have succumbed to one of my other countless flaws. The difference between my friend and I is this: I know I am a sinner and I have a way back to grace -- repentance and faith in Jesus. It's something I do every day. What about you? Are you feeling a bit self-righteous yet distant from God? Heed Paul's words, "turn to God in repentance and have faith in our Lord Jesus." We can never be "good" enough; we desperately need God's grace and the redemption He offers through the Cross. Will you seek Him?
Las palabras de Pablo en nuestro pasaje son tan válidas hoy como lo fueron hace miles de años .Debemos acercarnos a Dios con arrepentimiento, y tener fe en nuestro Señor Jesús. Indudablemente esta es la clave para una vida Cristiana plena y satisfactoria -- pero no es una sola vez. Yo peco todos los días y cuando el Espíritu Santo me condena (me hace tomar conciencia) de ese pecado me siento retado a arrepentirme (cambiar mi pensamiento) y confiar en el sacrificio de Jesús. Quizás una palabra que he dicho sea demasiado fuerte; o volví a pensar demasiado de mí o sucumbí a cualquiera de mis incontables defectos. La diferencia entre mi amigo y yo es ésta: Yo sé que soy un pecador y conozco el camino a la gracia -- el arrepentimiento y fe en Jesús. Es algo que hago cada día. ¿Y tú? ¿Te estás sintiendo virtuoso pero distante de Dios? Toma en cuenta las palabras de Pablo, “acude a Dios en arrepentimiento y ten fe en nuestro Señor Jesús”. Nunca seremos “suficientemente” buenos; necesitamos desesperadamente la gracias de Dios y la redención que Él ofrece a través de la Cruz. ¿Vas a buscarlo?

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Acerca del autor

Las Devociones de Bolsillo son escritas por Mike Brooks. Un hombre de negocios retirado, él es el Moderador de la Iglesia South Shores, dirige el Consejo de Diáconos, sirve en el comité de finanzas, y enseña un estudio bíblico de Hombres y en el Ministerio de Varones. Mike tiene una pasión por misiones evangélicas. Él es el esposo de Sherry; el padre de Ryan, Natalie, Krissy, Rebecca, y Amanda; el suegro de Ariel; y el abuelo de Conner y Christian.